existentes, pues las personas que en ese momento trabajan cambiarán sus
funciones, pero también su status dentro de la organización, produciéndose un
proceso de ascenso o descenso. Esto provoca una gran resistencia al cambio,
por el miedo a lo desconocido, por el miedo a ser despedidos, a cobrar menos,
a ver reducido el status de las personas implicadas, o incluso por la exigencia
de los nuevos resultados tras los cambios.
Por estos motivos, es esencial cuando empezamos con una implementación
Kanban, entender y respetar inicialmente el proceso, los roles y las
responsabilidades actuales. En definitiva, se trata de empezar con lo que está
vigente e ir mejorándolo de forma gradual y continua, así obtendremos
mejoras con un coste bajo, pero también asumiremos menor riesgo, y
limitamos la resistencia al cambio.
2. Acordar la ejecución de la mejora a través de un cambio evolutivo. Como
decíamos, en lugar de invertir una gran cantidad de tiempo y dinero en diseñar
un proceso totalmente nuevo, en Kanban nos centramos en adoptar una
mejora continua y acordada.
Partiendo del proceso actual, que de alguna manera está funcionando aunque
seguramente con algún que otro problema (identificado o no), lo que hacemos
es invertir algo de tiempo, de forma sostenida y secuencial, en producir
mejoras en los aspectos básicos.
Así, con una estrategia de cambio evolutivo, si alguna fase de un proceso que
hemos modificado no funciona como está previsto, siempre será fácil ver la
causa del problema - ya que la modificación introducida será pequeña - y
corregirlo.
Y, en el peor de los casos, volver a la situación previa e intentar otra mejora,
será más sostenible que hacer una reingeniería completa. Pues como
decíamos, esta vuelta a la situación anterior al cambio es muy difícil si el
cambio es radical.
El método Kanban está diseñado para implementarse con una mínima
resistencia, por lo que trata de pequeños y continuos cambios incrementales y
evolutivos del proceso actual.